《¿Cuándo fue la vez que de repente entendiste a tus padres?》
Algunas cosas son como una piedra que lleva mucho tiempo presionando en el corazón, pero en un momento dado, de repente, se suelta.
Antes tampoco entendía por qué el amor de mis padres siempre llevaba consigo una carga de reproches, por qué sus palabras a veces eran tan tercas. Tampoco comprendía por qué ellos siempre pensaban que “no casarse, no tener hijos es ser egoísta”.
Hasta que luego, vi que discutían con sus propios padres, igual que yo con ellos. Querían llevar a los abuelos a pasear, pero los ancianos no querían, e incluso se enojaban.
Pensaban que los ancianos “no reconocen lo bueno”, pero en realidad, los abuelos solo temían ser una carga para sus hijos y gastar dinero.
Hace unos días, intenté hablar desde su perspectiva, y de repente todo se aclaró.
Resulta que no es que no los queramos, sino que vivimos en épocas diferentes. Los abuelos pasaron por tiempos en los que era difícil incluso tener suficiente comida, los padres crecieron en una era de desarrollo reciente, y nosotros vivimos en un mundo donde la información vuela.
Todos usamos un “lenguaje” que el otro no entiende para expresar amor. El resultado es que cuanto más hablamos, más cansados estamos, y cuanto más amamos, más nos sentimos solos. En realidad, todos somos iguales, amando torpemente a través de formas que no entendemos mutuamente.
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《¿Cuándo fue la vez que de repente entendiste a tus padres?》
Algunas cosas son como una piedra que lleva mucho tiempo presionando en el corazón, pero en un momento dado, de repente, se suelta.
Antes tampoco entendía por qué el amor de mis padres siempre llevaba consigo una carga de reproches, por qué sus palabras a veces eran tan tercas. Tampoco comprendía por qué ellos siempre pensaban que “no casarse, no tener hijos es ser egoísta”.
Hasta que luego, vi que discutían con sus propios padres, igual que yo con ellos. Querían llevar a los abuelos a pasear, pero los ancianos no querían, e incluso se enojaban.
Pensaban que los ancianos “no reconocen lo bueno”, pero en realidad, los abuelos solo temían ser una carga para sus hijos y gastar dinero.
Hace unos días, intenté hablar desde su perspectiva, y de repente todo se aclaró.
Resulta que no es que no los queramos, sino que vivimos en épocas diferentes. Los abuelos pasaron por tiempos en los que era difícil incluso tener suficiente comida, los padres crecieron en una era de desarrollo reciente, y nosotros vivimos en un mundo donde la información vuela.
Todos usamos un “lenguaje” que el otro no entiende para expresar amor. El resultado es que cuanto más hablamos, más cansados estamos, y cuanto más amamos, más nos sentimos solos. En realidad, todos somos iguales, amando torpemente a través de formas que no entendemos mutuamente.