¿La infraestructura financiera tradicional en la que hemos confiado durante décadas? Está fundamentalmente rota. Y en ningún lugar es más evidente que en cómo ha distorsionado la inversión misma.

Actualmente se está produciendo una verdadera división generacional. Los inversores más jóvenes sienten que están excluidos del libro de jugadas convencional para construir riqueza—las reglas parecen estar amañadas para las personas que ya tienen dinero. Por eso, buscan activamente en otros lugares. Los activos alternativos, especialmente las criptomonedas, se están convirtiendo en la opción preferida para quienes ven la vieja escalera como inalcanzable. No es solo una tendencia; es un cambio estructural en la forma en que las personas piensan sobre su futuro financiero.