Al observar un gran número de fallos de protocolos durante este período, vemos que los mismos culpables de seguridad aparecen una y otra vez. El patrón es difícil de ignorar:

Las claves de administrador comprometidas siguen dando acceso directo a los atacantes. Los mecanismos de actualización defectuosos crean puertas traseras. Los contratos inteligentes se lanzan con errores que nadie detectó durante las auditorías. Luego están los exploits de reentrancy y los controles de acceso rotos, clásicos que siguen funcionando porque los desarrolladores ya sea se apresuran o pasan por alto los casos límite.

Diferentes proyectos, mismas vulnerabilidades. Es como ver a la industria repetir los mismos errores mientras se sabe exactamente qué salió mal la última vez.