En el mundo de las criptomonedas, este año, algunos han ganado a lo grande, mientras que otros han visto sus cuentas reducirse a cero. Yo soy ahora mismo del segundo grupo.

La verdad, ver cómo la posición cae desde un pico alto es una sensación que no puedo describir. Cada vez que abro la cartera, tengo que hacer un esfuerzo psicológico.

Pero pensándolo con calma, en realidad este es un momento de bifurcación. Algunos optan por cortar pérdidas y vender, otros siguen aguantando, y hay quienes empiezan a cuestionar en qué falló su estrategia.

Lo que estoy haciendo ahora es: primero, dejar de operar con frecuencia, porque en momentos de mal estado de ánimo, tomar decisiones suele empeorar las cosas. Segundo, revisar si la lógica detrás de las monedas que más han caído todavía se mantiene — si los fundamentos no han colapsado, una gran caída puede ser una oportunidad. Y por último, establecer un límite para mí mismo, para no seguir añadiendo fondos que no debería.

Que la cuenta llegue a cero da miedo a cualquiera, pero aún más peligroso que eso es perder la cabeza en medio de las pérdidas.