El crecimiento del ecosistema no significa que cuantos más proyectos nuevos, mejor. ¿Cuál es la clave? Tener un sistema. Los desarrolladores deben contar con un camino de apoyo claro, los proyectos deben tener espacio para colaborar, y la voz de los usuarios debe ser realmente escuchada, para luego optimizar herramientas y estándares.

La falta de capacidad organizativa hace que, por mucho que se innove, todo quede en un montón de fragmentos dispersos; si la organización está bien estructurada, la innovación puede avanzar en capas, y finalmente generar efectos de escala.

El valor del modelo DAO radica en esto: convertir la construcción del ecosistema en una acción rutinaria, no en un movimiento temporal. Lo que busca hacer es: conectar a los desarrolladores y la comunidad, promover la actualización de infraestructura, establecer estándares de la industria, hacer que las nuevas aplicaciones se implementen rápidamente y formar una demanda real de uso. A simple vista, parece que las aplicaciones del ecosistema se enriquecen y la experiencia del usuario mejora, pero en realidad es un esfuerzo sostenido durante años, que transforma el crecimiento de una tendencia a corto plazo en un dividendo estructural.