Fuente: Coindoo
Título original: Los precios al consumo en EE. UU. alcanzarán máximos históricos en 2026, dice el principal economista
Enlace original: https://coindoo.com/consumer-prices-in-the-u-s-to-hit-all-time-highs-in-2026-top-economist-says/
Los estadounidenses podrían entrar en 2026 sintiéndose más pobres incluso si la economía evita una recesión, según el economista Steve Hanke. Su argumento no se basa en pérdidas de empleo o en un crecimiento colapsado, sino en una fuerza más silenciosa que, según él, ya está moldeando el estado de ánimo público: niveles de precios permanentemente más altos.
La advertencia de Hanke parte de una premisa sencilla: la inflación no necesita ser alta para que los precios sigan subiendo. Mientras la inflación permanezca positiva, los precios al consumo seguirán alcanzando nuevos récords. Esa realidad matemática, argumenta, garantiza casi que 2026 traerá nuevos máximos históricos en los costos cotidianos, independientemente de lo tranquilizadoras que puedan parecer las cifras económicas en papel.
Puntos clave
Es probable que los precios alcancen nuevos máximos en 2026 simplemente porque la inflación permanece positiva, incluso si se desacelera.
Números sólidos de empleo y crecimiento salarial pueden no mejorar el sentimiento, ya que las presiones de asequibilidad siguen pesando sobre los hogares.
La “ilusión monetaria” mantiene elevada la frustración, con los consumidores centrados en los niveles de precios en aumento en lugar de en las ganancias reales de ingreso.
El dólar estadounidense en 2026 puede estar más influenciado por la debilidad en las economías extranjeras que por las condiciones internas.
Por qué los hogares no sienten la “buena economía”
Hanke cree que las estadísticas oficiales de empleo no abordan el problema central que enfrentan la mayoría de los hogares. La baja tasa de desempleo y el aumento de los salarios nominales, dice, hacen poco para aliviar la frustración cuando el alquiler, las hipotecas, los alimentos y los servicios siguen siendo caros. Para las familias por debajo del ingreso medio, la asequibilidad ha reemplazado a la seguridad laboral como la principal preocupación económica.
Esta desconexión ayuda a explicar por qué el sentimiento del consumidor puede mantenerse débil incluso durante períodos de crecimiento sólido. La gente juzga la salud económica en función de su experiencia vivida, no de las hojas de cálculo. Cuando los precios permanecen elevados mes tras mes, la percepción es que la vida se vuelve más difícil, no más fácil.
La ilusión que mantiene viva la frustración
En el centro de la visión de Hanke está lo que los economistas llaman “ilusión monetaria”: la tendencia a centrarse en los niveles de precios visibles en lugar del ingreso ajustado por inflación. Incluso si los salarios aumentan, los consumidores reaccionan emocionalmente a los números más altos en las etiquetas de precios, alquileres y estados de cuenta de préstamos.
Debido a que los precios rara vez caen a menos que se produzca deflación, esa presión psicológica se acumula con el tiempo. Una inflación más lenta no invierte los aumentos pasados, lo que significa que el estrés del costo de vida puede intensificarse incluso cuando los responsables políticos declaran éxito en la lucha contra la inflación.
Por qué los máximos del IPC pueden ser inevitables
Hanke espera que el Índice de Precios al Consumidor vuelva a alcanzar nuevos máximos para fines de 2026 a menos que EE. UU. entre en deflación total, lo cual ve como poco probable. En su opinión, una aceleración renovada en el crecimiento de la oferta monetaria aumenta las probabilidades de que la inflación persista en lugar de desaparecer por completo.
Esa dinámica, argumenta, profundizará la brecha entre el optimismo económico general y la realidad de los hogares. Un empleo fuerte puede coexistir con una insatisfacción generalizada, creando un entorno desafiante para los mensajes económicos.
Presión política por delante
Este contexto podría complicar las cosas para los responsables políticos. Hanke sugiere que las presiones visibles de asequibilidad son difíciles de contrarrestar con retórica, especialmente cuando los votantes basan sus opiniones en los costos de la vivienda y los gastos cotidianos en lugar de en las estadísticas salariales.
Mientras los precios permanezcan en niveles récord, los intentos de convencer al público de que las condiciones están mejorando pueden fracasar, independientemente del rendimiento macroeconómico más amplio.
Por qué el dólar puede depender del resto del mundo
Hanke también ve 2026 como un año en el que el destino del dólar estadounidense está menos determinado por el riesgo de recesión interna y más por la debilidad en el extranjero. Señala la larga lucha de Japón con la baja productividad y el crecimiento limitado de la oferta monetaria, la desaceleración del crecimiento nominal en China y las condiciones similares a recesión que emergen en partes de Europa, incluyendo Alemania y el Reino Unido.
Si las principales economías continúan teniendo un rendimiento por debajo de lo esperado, el dólar podría mantenerse resistente en comparación, incluso si el crecimiento de EE. UU. se desacelera. En ese sentido, la fortaleza de la moneda puede reflejar la debilidad global más que la fortaleza interna.
En conjunto, la perspectiva de Hanke para 2026 no es de colapso, sino de tensión persistente: precios elevados, asequibilidad aún limitada y frustración pública que persiste a pesar del empleo y crecimiento estables.
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Los precios al consumidor en EE. UU. alcanzarán máximos históricos en 2026, dice el principal economista
Fuente: Coindoo Título original: Los precios al consumo en EE. UU. alcanzarán máximos históricos en 2026, dice el principal economista Enlace original: https://coindoo.com/consumer-prices-in-the-u-s-to-hit-all-time-highs-in-2026-top-economist-says/
Los estadounidenses podrían entrar en 2026 sintiéndose más pobres incluso si la economía evita una recesión, según el economista Steve Hanke. Su argumento no se basa en pérdidas de empleo o en un crecimiento colapsado, sino en una fuerza más silenciosa que, según él, ya está moldeando el estado de ánimo público: niveles de precios permanentemente más altos.
La advertencia de Hanke parte de una premisa sencilla: la inflación no necesita ser alta para que los precios sigan subiendo. Mientras la inflación permanezca positiva, los precios al consumo seguirán alcanzando nuevos récords. Esa realidad matemática, argumenta, garantiza casi que 2026 traerá nuevos máximos históricos en los costos cotidianos, independientemente de lo tranquilizadoras que puedan parecer las cifras económicas en papel.
Puntos clave
Por qué los hogares no sienten la “buena economía”
Hanke cree que las estadísticas oficiales de empleo no abordan el problema central que enfrentan la mayoría de los hogares. La baja tasa de desempleo y el aumento de los salarios nominales, dice, hacen poco para aliviar la frustración cuando el alquiler, las hipotecas, los alimentos y los servicios siguen siendo caros. Para las familias por debajo del ingreso medio, la asequibilidad ha reemplazado a la seguridad laboral como la principal preocupación económica.
Esta desconexión ayuda a explicar por qué el sentimiento del consumidor puede mantenerse débil incluso durante períodos de crecimiento sólido. La gente juzga la salud económica en función de su experiencia vivida, no de las hojas de cálculo. Cuando los precios permanecen elevados mes tras mes, la percepción es que la vida se vuelve más difícil, no más fácil.
La ilusión que mantiene viva la frustración
En el centro de la visión de Hanke está lo que los economistas llaman “ilusión monetaria”: la tendencia a centrarse en los niveles de precios visibles en lugar del ingreso ajustado por inflación. Incluso si los salarios aumentan, los consumidores reaccionan emocionalmente a los números más altos en las etiquetas de precios, alquileres y estados de cuenta de préstamos.
Debido a que los precios rara vez caen a menos que se produzca deflación, esa presión psicológica se acumula con el tiempo. Una inflación más lenta no invierte los aumentos pasados, lo que significa que el estrés del costo de vida puede intensificarse incluso cuando los responsables políticos declaran éxito en la lucha contra la inflación.
Por qué los máximos del IPC pueden ser inevitables
Hanke espera que el Índice de Precios al Consumidor vuelva a alcanzar nuevos máximos para fines de 2026 a menos que EE. UU. entre en deflación total, lo cual ve como poco probable. En su opinión, una aceleración renovada en el crecimiento de la oferta monetaria aumenta las probabilidades de que la inflación persista en lugar de desaparecer por completo.
Esa dinámica, argumenta, profundizará la brecha entre el optimismo económico general y la realidad de los hogares. Un empleo fuerte puede coexistir con una insatisfacción generalizada, creando un entorno desafiante para los mensajes económicos.
Presión política por delante
Este contexto podría complicar las cosas para los responsables políticos. Hanke sugiere que las presiones visibles de asequibilidad son difíciles de contrarrestar con retórica, especialmente cuando los votantes basan sus opiniones en los costos de la vivienda y los gastos cotidianos en lugar de en las estadísticas salariales.
Mientras los precios permanezcan en niveles récord, los intentos de convencer al público de que las condiciones están mejorando pueden fracasar, independientemente del rendimiento macroeconómico más amplio.
Por qué el dólar puede depender del resto del mundo
Hanke también ve 2026 como un año en el que el destino del dólar estadounidense está menos determinado por el riesgo de recesión interna y más por la debilidad en el extranjero. Señala la larga lucha de Japón con la baja productividad y el crecimiento limitado de la oferta monetaria, la desaceleración del crecimiento nominal en China y las condiciones similares a recesión que emergen en partes de Europa, incluyendo Alemania y el Reino Unido.
Si las principales economías continúan teniendo un rendimiento por debajo de lo esperado, el dólar podría mantenerse resistente en comparación, incluso si el crecimiento de EE. UU. se desacelera. En ese sentido, la fortaleza de la moneda puede reflejar la debilidad global más que la fortaleza interna.
En conjunto, la perspectiva de Hanke para 2026 no es de colapso, sino de tensión persistente: precios elevados, asequibilidad aún limitada y frustración pública que persiste a pesar del empleo y crecimiento estables.